Es irónico cómo cuando uno no tiene su mejor momento, se agarra a cualquier cuerda que le tiren, para poder salir a flote. Sin fijarse si es consistente o un simple hilillo que de deshará nada más tocarlo. Y me paso días enteros perdido buscando esa cuerda, intentando deshechar las que parezcan demasiado endebles o demasiado atractivas a primera vista. Y no pido tanto, sólo alguien a quien poder llamar tú y a la vez sentir tan dentro mía. O alguien a quien dar mi mano sin miedo a que la suelte en el peor momento. Y, por muchas cuerdas que miro, ninguna es lo suficientemente consistente para agarrarme a ella. Quizás la solución sea ir probándolas todas hasta que sólo quede una. O quizás esa cuerda no exista, y la única solución sea ir tirando un poco de cada una, hasta que se rompa. O quizás mi cuerda llegará con el tiempo. ¿Quién sabe?
Y aquí estoy yo, haciendo castillos de arena mientras el agua me llega al cuello
lunes, 30 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario