sábado, 31 de marzo de 2012

This Life.

Llevo unos días reflexionando sobre esta entrada. Pensando e intentando comprender el por qué, con lo fácil que puede ser vivir, tenemos la capacidad de darle mil vueltas, poner cientos de trabas, y conseguir hacer difícil lo fácil. Enreversalo todo, y acabar en bucles, en los que si bien no sabemos cómo entramos, muchas veces no sabemos como salir.
No me refiero a nada en particular, si no a todo en general. ¿Por qué complicamos las cosas? Creo sinceramente que es mejor hacer las cosas bien y a la primera, que no tener que volver a medio-hacer las cosas que no acabamos al primer intento.

A veces es mejor ser claro, que poder inducir a confusiones. No entiendo la envidia, el rencor, el egocentrismo o el orgullo. No entiendo por qué necesitamos aspirar a algo, o conseguir metas o sueños, para ser felices. Todos sabemos, que lo mejor de cualquier viaje, es el camino que recorres hasta llegar a él. El final, es la recompensa por no haber desistido cuando las cosas se ponen feas, cuando no sabes que dirección tomar o cuando no tienes la luz suficiente para ver tus pisadas, y aún así sigues adelante.

Todos los viajes nos hacen cambiar, aunque quizás en una parte imperceptible. Pero no es lo mismo el sentimiento de ansia del primer paso, que el sentimiento de satisfacción del último.
Nadie dijo nunca que el camino fuera fácil, ni que no tuviera obstáculos, por que entonces no sería un viaje, sería un paseo. La vida es un viaje, a través de nosotros mismos, para encontrar lo que queremos en esta vida, descubrir lo que nos hace felices, y lo que no, en lo que gastaríamos horas y horas fascinados, y en lo que pasaríamos sin apenas mirar.

Y como cualquier viaje, como cualquier historia digna de recordar, siempre tendremos a alguien que nos dé fuerzas, que nos ayude cuando lo necesitemos, y a quien le demos una mano cuando lo necesite. Porque cualquier cosa, en esta vida, es mucho más llevadera en compañía. Y no me refiero a cualquier compañía, puesto que cada uno hace su viaje, en la dirección que su corazón le dicta, como si fuera una brújula marcando el amanecer.

Llegados a este punto, es necesario pararnos de vez en cuando, tomar una bocanada de aire, y mirar el camino que hemos recorrido. Recordar cada paso, cada vez que nos perdimos y, por qué no, cada vez que intentamos seguir un camino que no era el que nuestro tic tac interno nos marcaba. Porque hay quien intenta cambiar el camino por culpa de la cabeza, bien porque una desviación sea más fácil, y lo fácil siempre será mejor.

O no siempre. Porque, de nuevo, es el corazón el que acaba mandando siempre, y si tienes el presentimiento, la necesidad o simplemente las ganas, a veces vale más ir por el camino difícil. Nadie te va a decir lo que hay delante, pero, si sigues tus deseos, aunque las cosas se pongan más difíciles, podrás entender, que al menos, al escoger ese camino, tú sentías que era el mejor.

Y seguir caminando, día tras día, complicación tras complicación, paso tras paso.
Lo que no puedes hacer nunca, es rendirte.

Tú eres la luz que me guía cuando no sé dónde está la salida del laberinto, la mano que me ayuda cuando no puedo más, y a quien ayudaré, aunque todas mis fuerzas se agoten por ello. Porque somos un equipo, porque sin tí, todo es mucho más difícil, todo es gris.

Te amo cariño :)