miércoles, 31 de marzo de 2010

The Hunger.

Días que pasan tan lentos cuando estoy esperando el momento para verte, y instantes fugaces, en los que parece que el tiempo se extingue mientras nuestros labios se rozan sin pensar en el mañana. ¿A tí te importa? Ahora sí que puedo decir que sólo me importa el presente, y que todo lo que tenga que venir, que venga, estoy preparado para todo, si tú me das ánimos. Que tocaré tu corazón con cada sílaba que mis labios pronuncien, o moriré en el intento. Que si sonríes todo está bien, y si yo tengo que hacerte sonreir, lo haré. Al menos eso espero. Y así llenar ese vacío en mi estómago, que sólo se llena cuando me abrazas.

martes, 23 de marzo de 2010

Reset.

Y ahora sigo buscando cosas que decir, cosas que reflejar en este cachito de mí. He hablando tanto últimamente, conocido a tanta gente nueva, y recordado a gente vieja, que estoy en un éxtasis de socialización. Que no tengo tiempo ni para respirar, porque el disfrutar lo máximo me hace sentir tan diferente. Pero que me ha ayudado a salir de cosas, pozos mentales. Y por eso me gustaría dar GRACIAS a todos. Todos los que me habéis robado una sonrisa, mostrado una pizca de afecto, o soltado alguna frase que me haya hecho pensar. Porque este viernes ha sido ÉPICO, gracias a todos y cada uno de vosotros. Y puede que me ponga meloso y no me aguante nadie, pero es lo que hay, hoy tengo amor para todos.

"Y a la que quiso amor, amor quise darle".

sábado, 13 de marzo de 2010

Allí estabamos nosotros, ajenos al mundo que nos esperaba a nuestra espalda. Nuestro aliento reflejaba alcohol, y puede que nuestros corazones dolor. Gritaron hasta casi quedar sin aliento, hasta que todos los problemas hubieran desaparecido de su interior. Yo sangraba dolor por cada poro, y miedo por cada milímetro de mi cuerpo. Allí, totalmente libres, sin nada que nos parara, parecíamos invencibles.

viernes, 12 de marzo de 2010

Amelie.

Y sólo ahora, cuando he vuelto a lo más profundo de mi ser, entiendo que las oportunidades son únicas, aunque no las queramos ver así. Que los corazones son indomables, que hay que aprovechar los te quiero como si cada uno fuera el primero. Que ninguna vida es totalmente gris, si no que a veces es malo soñar demasiado. Que las personas siempre tienen una parte buena, una cara alegre que mostrar al resto del mundo. Que los pequeños afectos deberían obligar a sonreir. Que los pequeños placeres de la vida son los que cuentan. Que hay que aprender a ver lo bueno de los días más oscuros, igual que hay que aprender de los errores que cometemos. Que el "Carpe Diem" no son solo dos palabras, es una manera de vivir. Que la gente que de verdad importa está siempre, aunque no nos demos cuenta. Que el tiempo es oro, las sonrisas vida, y los besos éxtasis. Que no hay mayor droga que el tiempo, cuando más tienes más quieres. Que la sinceridad es la mayor verdad mundial. Que la vida hay que tomarla de frente, y aprender a esquivar las cosas que no queremos. Que lo importante es estar agusto consigo mismo, y no con la imagen que los demas tienen de nosotros. Que aprender es la mayor virtud, y enseñando lo que se aprende, es la mejor manera de demostrar que alguien te importa. Que todo es mejor en compañía. Que el corazón no entiende de razones. Ni el deseo de problemas. Que si yo aquí, mi mente en el cielo y mi corazón en una nube. Que hay vida más allá de esos cinco pentagramas que nos marcan el ritmo de vida. Que no hay mejor sensación que sentir aprecio, amor, por alguien. Y que si todo fuera perfecto, las cosas buenas estarían infravaloradas. Que donde los demás ven una película, yo veo muchas cosas que leer entre líneas. Que la vida es un tic-tac tan efímero que no merece que pierdas tu tiempo. Que es de ser agradecido sonreir por no preocupar a los demás. Que si hoy no es buen día, esfuérzate por mejorarlo. Que ahora mismo siento que nada puede bajarme de esta nube en la que estoy, ese sentimiento de que nada puede ir mal. Que mis sueños son demasiado reales. Y que, pase lo que pase, hay que sonreir.

Estaré loco, o mejor dicho, enamorado de la Mademoiselle Poulain.

martes, 9 de marzo de 2010

Blackout

Y ahora ese sentimiento otra vez. Se apaga la luz y no sabes donde está la salida. Se para el tiempo, y no puedes tomar esa bocanada de aire que necesitas. Se muere el deseo, y no sabes cómo hacer que tu corazón vuelva a latir. Se pierden las palabras, y no sabes el camino. Pero piénsalo fríamente. ¿A tí te importa? Me refiero a que si sabes lo que quieres ahora mismo, si sabes lo que necesitas, lo que te da miedo o lo que te da ganas de esconderte de todo. Cuando se apaga la luz y sólo hay oscuridad todo es negro, aunque te empeñes en verlo de colores. Porque hay cosas que nunca cambiarán. Y la búsqueda nunca se va a acabar. Tú dices que yo soy el diferente, el que ama los pequeños detalles, el que me consumo en mi soledad. Yo solo digo, que soy demasiado mayor para soñar. Que necesito algo más que promesas infundadas, que palabras que se las lleva el viento. Necesito hechos. Quizás es que nadie me conoce, aunque ya tengo asumido que nunca nadie lo va a conseguir, porque nadie se ha esforzado en hacerlo, por mucho que digan que sí. Y porque soy tan cambiante y tan abstracto que a veces me confundo con el viento. Ojalá fuera tan libre como él, sin ataduras a nada, y que nada pueda pararlo. El valor para marcharse, el miedo a llegar.

Se enciende la luz. El reloj vuelve a andar. El corazón sigue inerte.

sábado, 6 de marzo de 2010

Narcoleptic.

Sinceramente, podría ser cualquiera de nosotros. Vivía en cualquier recoveco del camino, en la esquina más sombría de una calle cualquiera. Mendigaba cariño, y, de vez en cuando, robaba alguna sonrisa a cualquier aventurero. No tenía nada destacable, todo él era un misterio. No sé mucho de él, de hecho, bastante menos de lo que me gustaría. Era una persona triste, melancólica. Dedicaba su tiempo a pensar en lo que nunca será, y a lamentarse de lo que nunca fué. No era un fracasado tampoco, simplemente veía las cosas al revés que los demás. No recuerdo nada de él, salvo esa mirada triste y lejana, a la vez tan melancólica. Sinceramente, nunca le vi llorar, pero tampoco sus ojos reflejaban ilusión. Es la persona más gris que he conocido, y a la vez tan distinta que las comparaciones eran imposibles. Me he cruzado con él muchas veces, sin quererlo. Como quien se encuentra su reflejo en un charco cualquiera. Creo que estaba loco, o por lo menos, eso me decía. "Yo nunca seré viejo". Soñaba con parar el tiempo, con poder tocar y sentir las cosas que no son, y nunca serán. Adoraba y odiaba todo, puesto que no sentía dos veces la misma sensación. No recuerdo la última vez que le ví, quizás hace demasiado. Pero, sinceramente, soy más feliz sin volver a verle. En cierto modo lo odio, en cierto modo le admiro. Su valor para ser lo que es. Nadie, a ojos de la mayoría. Pero era feliz entre el humo del tabaco y sus pensamientos, ocasionalmente se dejaba llevar por algun piano ya casi olvidado para la mayoría. Decía que lo más importante era ser feliz con uno mismo, y que al final, a ojos de la muerte, era lo único que contaba. Eran un alma tan solitaria, que muchas veces daba pena, otras veces simplemente nadie se fijaba en él. Pero yo sé que tenía algo. Algo que planeaba en secreto, y que sólo él sabía. Sinceramente, creo que nadie le conocerá jamás. Vivía de un lado a otro, quizás atechado bajo un portal cualquiera un día de lluvia, o en el bosque más profundo. Cualquier sitio, menos aquí. Y si algo le dolía en el alma, era que sus sentimientos le ataran a algo. Él, en su tranquilidad, pensaba que todo era demasiado efímero, demasiado rápido. Soñaba con pasear al lado de alguien que de verdad le quisiera, un otoño cualquiera, por una ciudad sin nombre. Nunca le importaba el cómo se ganaría la vida, él decía que las mejores ideas nacen cuando hay necesidad. Que la libertad nace dentro de una cárcel. Que las sonrisas están infravaloradas, y que el deseo es lo único que nace del alma.

Nunca le conocí, y muchas veces me arrepiento. Ahora no sé dónde está, ni siquiera recuerdo su nombre. Pero, esté donde esté, sé que él aún me recuerda.

lunes, 1 de marzo de 2010

The Funeral Of Hearts.

Miré al reloj mientras bajaba por la calle. Solo, como siempre. Pisadas sobre gotas. No recuerdo exactamente mi itinerario. Sólo que parecía que yo era el único ingenuo que se aventuraba a respirar aire puro. Apenas vislumbraba tu rostro, parecía que el viento removía mis recuerdos y me hacía verlo todo borroso. Eso, o el alcohol. En cierto momento llegué a ese sitio. Ese dichoso sitio que tanto miedo me dio durante mucho tiempo. Hasta que un día lo conquisté. Ruidos lejos. Quizás voces rotas de gente ya olvidada. Aún faltaba demasiado para el amanecer, y no encontré a nadie en todo mi camino. Qué raro se me hacía ver la ciudad así de tranquila. Parecía que el mundo era mío, que nadie iba a decir un no en el momento clave. Entonces tú apareciste. Apenas un reflejo, apoyada contra una columna a la parte izquierda de la calle. Sin decir nada me acerqué a tí, mirándote a los ojos. Decidido a borrar esa alucinación, di otro trago a mi botella. Y tú seguías allí, mirándome con una mezcla de añoranza y tristeza. Sólo silencio. Intenté preguntarte algo, pero parecía que mis labios no se despegaban. Recuerdo cómo me miraste a los ojos, mientras lentisimamente te acercabas a mí. Tu mano derecha apenas rozaba mi cara, mientras tú te entregabas al deseo y casi rozabas tus labios con los míos. Una lágrima brotaba de tu ojo izquierdo. Parecía tímida, y apenas hacía un surco que no llegaba a mojar tu pómulo. Recuerdo cómo me miraste a los labios, y cómo por fin éstos se rozaron. Un sonido rompió el silencio. Una botella rota. Un corazón que por un momento dejó de latir. Un alma que ya no sabía escapar de mi cuerpo. Hoy te he vuelto a imaginar, como siempre. Y cuando abrí los ojos, sólo encontré soledad.

Vidascontraunmuro, 2010.