domingo, 29 de noviembre de 2009

Gracias.

Y ahora estoy yo, solo, y por primera vez nadie sabe lo bien que me siento. Me siento libre, puro, y con la conciencia totalmente limpia. Y sólo pensando en este instante, ahora mismo, este segundo que pasa mientras escribo esto. ¿Y por qué? Porque mi tiempo es poco, y lo considero demasiado importante para perderlo pensando en idioteces.

Que el único que me entiende es el papel, y el único que sabe lo que realmente siento es mi micro.

Y ahora me viene a la cabeza momentos, recuerdos, y cosas que ya están muertas, y cada día más. Ahora sólo ha quedado algo. Autosuperación. Tú te hundes, vas a peor. Y yo, el que siempre era el tranquilo, se vuelve hiperactivo. Mi vida da cambios radicales cada 10 minutos, y nadie sabe hasta qué punto me sienta bien cambiar de aires. Quizás sean estos tíos que me sueltan verdades con bases inspiradas en soul, o letras inspiradas en el dolor. Quizás en eso me identifique. Que hay dos tipos de personas: Las que hacen algo para conseguir un objetivo, y las que hacemos algo para ser mejores personas. Después de todo, lo único que cuenta es morir contento con uno mismo, ¿no?

Ahora personas olvidadas aparecen de golpe y recuerdan que si no hubo trato, fué porque yo no quise, y personas que recuerdo bien ya no las conozco porque han cambiado. Y luego estoy yo, en este estado en el que me encuentro, el cual no tiene palabras para definirlo. Ese estado en el que todo me da igual, y sin embargo pequeñas cosas hacen que mi corazón lata más rápido. Besos robados a la oscuridad de una tarde no apta para cardíacos. Miradas que dicen más que mundos, o quizás sea yo que estoy paranoico. Y Estrellas que conversan conmigo como si yo fuera una más. Y cada pequeño detalle hacia mí descarga todas mis emociones.

Gracias hermano, por intentar siempre que no esté jodido.
Gracias primota mía, porque aunque seguramente no leas esto, eres la mejor persona que conozco, y, joder, entre dos se sale mejor de todo :)
Y graaaacias a mi RUBIAAAAAAAA. Otra loca como yo, y la cual espero conocer este verano sí o sí, que me debes un café en Els Quatre.

Y gracias... a tí, y tu sabes quién eres. Sí, sí, tú, la de las mañanas del sábado perdidos entre el frío y mi abrigo jajaja


Y por último, gracias a mí. Por tener el valor para elegir siempre el camino difícil, y, aun no siendo constante, lograr salir siempre adelante como si nada.

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