martes, 26 de enero de 2010

Reflection.

Días largos, como el de hoy, que me aportan tanto, y ahora que lo pienso fríamente, tan poco. Llevo 20 horas en pie, y creo que aún me quedan. Porque tengo tantas cosas que decir, y, excepcionalmente, no tengo palabras para expresarlas, ni sentimientos para sentirlas. Me hundo en el recuerdo de mi alma al son de la música, cuando ella me hacía disfrutar lo que la vida no era capaz de hacer. Y ahora todo parece tan diferente. Ni siquiera la música me motiva más allá de cinco minutos, mi libro está en proceso de casi abandono por falta de motivos y ganas de acabarlo, este blog apenas se actualiza, y cuando se hace no hay nada que no haya dicho ya. Siempre dije que para escribir, para que la inspiración aparezca tiene que haber vivencias, y de esas quedan pocas. Echo de menos los cafés por semana, rodeado de humo y sonrisas, hecho de menos la luz y el calor del sol que me hacía sentir que éramos oro, tumbados un domingo viendo la puesta de sol saboreando la felicidad total con las cosas más simples. Y lo peor de todo esque todo esto, está en mi cabeza. Porque las cosas siguen siendo tan coloridas como siempre, los detalles siguen siendo los mismos, y las cosas que me hacían sonreir son también las mismas. ¿Entonces qué me pasa? ¿Acaso todas las luces que me guían se han apagado? O acaso es que ya no hay camino, sólo una extensión de sueños por los que cruzar hasta encontrar una realidad paralela donde ser feliz. Y, por primera vez en este blog, voy a poner algo que no es mío:

Pay Money To My Pain- Reflection

Close your eyes and feel this world,
It's not complete or quiet.
Like this small vision, will realise this gift,
I know you wanna try to be someone better than you.

Open your eyes, once again,
I just want to know who you are,
While all there're seeing, so come on with me,
I'm sure you're really different, you're looking for something,
Your eyes seal, I can see myself,
Now I'm sure, eh, look at me!

You and me are the same,
Look at me! Your reflection is me.
LOOK AT ME!

There's other world,
makes feel you in a lie.
Should build this reflection of you,
And it's me, and it's me, and it's me.

Look at me, you and me are the same,
Look at me, your reflection is me,
Look at me, you and me are the same,
Look at me, LOOK AT ME!

domingo, 24 de enero de 2010

Another Turning Point.

Porque aunque tú has sido diferente, no implica que me conocieras al 100%. Y ahora que no estás, recuerdo que sólo ha habido una promesa en toda mi vida que no he sabido cumplir. Y daría toda la vida que me queda por sólo un día, un día en el que poder retroceder en el tiempo, y no haberte fallado. Quizás es que nunca he sabido respetar mis límites, a diferencia de tí. Y que quizas, aunque me duela decirlo (y no sabes cuanto) sigues en mi mente, o peor aún, en mi corazón. Y que si necesito un motivo para ser feliz, es para intentar subsanar mis errores. Errores que algún día llevaré tatuados donde pueda verlos, y que me darán fuerza para no volver a caer, superar mis debilidades y sentirme orgulloso por nunca haberte mentido, a tí o a quien sea. Porque recuerdo tu rostro, tus miradas orgullosa de mí, y el tic-tac de mi corazón diciendo que no todo va bien. Lo siento, siento que no haya sido "The perfect history with the perfect boy." Pero siento más aún que ese (L) Kevin no haya sido à la vie et à la mort. Y si alguna vez te he dicho que me sentía orgulloso de valorar lo que tenía antes de perderlo, nunca podrás imaginar lo que valoro esas caricias, esas miradas y esos abrazos que me hacían sentir transparente ante tu calor, pues era éste el que me dejaba totalmente transparente y por el cual podías verme tal como era. Aunque nunca me hayas entendido, y aunque heche de menos tu voz, aun sabiendo que esta me haría más mal que bien. Sólo espero que cuando leas esto, por muy tarde que sea, te des cuenta de que un día te regalé mi futuro, y que por mucho que diga que no, una parte de mi corazón sigue siendo tuya. Y que ese teléfono suene y me haga sentir tan bien como otras veces.

Y mientras la lluvia cae de las estrellas, yo espero despertarme antes de que Septiembre termine. Porque siempre que intento ahogar mis penas en alcohol, cuando el vaso se vacía ellas vuelven a flote, y tú con ellas.

martes, 19 de enero de 2010

Afectos.

Y ahora que el tiempo se para y yo tengo ese fuego en mi interior capaz de destruir la rutina, no hay nada que me lo impida. Y las cosas no van mal, pero tampoco bien. Me juego todo a una carta, y, sea cual sea el resultado, no me gusta el cambio que va a provocar. Me quedan dos días de saborear mi juventud, de ser, en cierto modo, libre. Espero encontrar algo que me anime a sonreir como nunca, puesto que esta vez tendré que esforzarme demasiado. Aunque Barcelona siga lejos, y yo ahora dudo lo que quiero. De momento me conformo con dejar volar mi imaginación mientras miro al horizonte y escucho Infinito, sentado en ese banco que tantos (y nadie sabe hasta que punto) momentos me hace recordar. Y que raro se me hace que alguien esté conmigo en ese banco. Que alguien pueda colarse de esa manera y desde esa perspectiva en mí. Porque siento que sería incapaz de hacerte daño, ya que sería casi como hacérmelo a mí mismo. Y puede que me vaya, sí, pero te aseguro que yo sufriré más que tú.

Y mientras el mar se mueve lentamente ante mis ojos yo sigo aquí, esperando un milagro, o un milagro. Tenemos un trato pendiente. :)

domingo, 17 de enero de 2010

Baptized By Fire

Porque a veces todo lo que deseo es llegar a ese estado, sentir las estrellas cada vez más cerca, mientras el calor del sol y la la luz de la luna me acojen entre el espacio. Bautizarme con el fuego de tu mirada, mientras tú, ligera como una pluma te acercas. Aunque todo sea temporal, al menos en este plano las distancias son tan inmensas, que tenerte aquí, casi donde puedo tocarte, lo considero un milagro, y los planetas no están alineados. Que la luz que guía nuestro camino nunca se apague, y que el brillo de tus ojos y el calor de tus labios me acompañen, así, como si todo fuera posible. Y perderme en tus brazos, llorando de alegría por tener ese instante, ese sí mútuo que no hay que decir, sólo sentir. Y el fin se encuentra en el fondo de ese cuarto, y es Infinito, Infinito, Infinito.

sábado, 16 de enero de 2010

5:09 AM

Siempre que leo lo que escribo pienso: "joder, que razón tiene quien escribió eso" y luego me doy cuenta de que he sido yo. Y siempre ha sido así. Siempre he dicho o escrito frases que no sabía muy bien lo que significaban, y que luego, pasado el tiempo las veo y me doy cuenta de la razón que tenía al decir eso. Porque predije mi bronquitis... "Siento que mis pulmones aspiran demasiado aire, necesito respirar bien fuerte para aprovechar cada instante." "Ojos vidriosos, que hoy no quieren verme" Y así mil veces más. Porque a veces actúo inconscientemente, y sólo luego, transcurrido el tiempo, me doy cuenta de lo que he hecho. Pero a veces pienso que cada momento es oro, y que quizás esa oportunidad sea la última. Y casi siempre me doy cuenta de que es la última cuando ya ha pasado. "Chico, tienes que decidirte más rápido" Me ha pasado con La chica del tren, me ha pasado con muchas oportunidades perdidas, y algunas personas a las que deseé en secreto, y por temor a que mi frágil realidad se rompiera, nunca dije nada. Pero mi corazón, harto de ser el que se entrega siempre, parece que ha puesto una tregua. Y ahora, que nadie me llena esa parte de mí, es lo único que ansío. Poder abrazar a alguien como sólo se puede abrazar a una persona que quieres. Y ser correspondido. ¿Pido demasiado? Daría mi corazón otras mil veces, sabiendo que después de todo lo que me ha pasado, nunca nada será suficiente. Porque a veces las cosas empiezan bien, aunque luego se tuerzan. Y tardarán más o menos, pero siempre se torcerán. Y el frío de mi espalda mientras escribo estas palabras me hace darme cuenta de que siempre he sido demasiado pasional, y siempre he esperado recibir lo mismo que yo doy, aunque, a veces, sólo pueda crear felicidad por espacio de cinco minutos. Pero es todo lo que puedo dar, y me desvivo por hacer feliz a las personas que quiero, y que me demuestran que me quieren. Pero de esas quedan pocas, y cada vez menos. La gente que nunca me ha fallado se puede contar con los dedos de una mano, y me sobran dos. Y yo he fallado tantas veces por culpa de mis intereses...

Lo siento, si alguna vez he dejado de hacer lo que quería porque creía que no era lo mejor. Y en cierto modo me gustaría cambiar en muchos aspectos, pero quizás eso me convierta en la persona que nunca he deseado ser.

Porque mañana será un GRAN DÍA.

viernes, 15 de enero de 2010

Intenta tocar el cielo cojida a mi mano.

Porque la vida no es perfecta, aunque a veces pequeños detalles signifiquen bastante, y porque, por mucho que diga, soy incapaz de odiar a alguien. Pero yo, lejos de sumirme en un pozo, estoy cojiendo carrerilla. Esperando que este invierno termine de una vez, y yo deje de ver las cosas tan negras. Porque en verano, seguramente una chica de vestido rojo ondeando al viento de una playa que me trae recuerdos, me espere. Y ese día, cuando el cielo sea azul y yo tenga algo de seguridad en mí mismo, lloraré. Aunque en ese final no esté escrito, pero seguro que lloraré de felicidad. Porque ahora mi vida es gris, aunque una cámara quiera reflejarla con colores, y refleje en blanco y negro la tuya, que es la que vale algo. Pero seguro que ese día cambiará. Cuando el cielo sea azul, mi sangre roja se mueva rápida, y que lo único que necesite sea que tú, o ella, o alguien que no conozco o que está por conocer, me haga sentir la vida en un viaje hacia el sol con unos labios también rojos. Que me haga despegar de este suelo que ya aborrezco, de esta rutina de libertad que me mata, y que me recluye en casa día sí, día también. Porque cuando las nubes se van, y los días se alargan, parece que todo es más fácil. Que no hay nada que llene más que estar tumbado al sol sabiendo que todo va bien, que hay gente que me apoya, y que si no hay nadie a quien pueda llamar tú y me responda con una sonrisa, es porque yo no quiera. Aunque las sonrisas siempre me han gustado demasiado, y hace mucho que no veo ninguna que me llene. Quizás esque todos están ocupados con sus problemas, o quizás esque espero encontrar a alguien tan loco/soñador como yo, y eso es difícil. Porque parece que después de conocer a la Srta. Poulain todos los momentos, las sonrisas, y las historias, son demasiado comunes, normales, aburridas.

Y me enamoro de este viejo papel y de las miradas que guardo en mi cabeza, porque parece que allí todo tiene sentido, y que todo es perfecto. Quizás sea porque todo es como yo quiero.

miércoles, 13 de enero de 2010

Amor, nostalgia, valor y tú.

Amor y odio. Siempre ha sido esa la combinación. Pero yo no estoy de acuerdo. Amor, Odio y Nostalgia. Yo creo que esa es la buena. Porque llega un momento en el que el odio ya no es el camino, y lo replaza la nostalgia. Nostalgia porque parece que las cosas antes eran más fáciles, y a la vez tenían más colores. Porque ahora, sólo y vacío mientras veo llover a través del cristal, me doy cuenta de tantas cosas que he hecho mal, y tan pocas que he hecho bien. De destruir el muro de sueños que ambos habíamos construido con tanto esmero y tan buenos momentos. Y en realidad, sólo yo sé por qué lo destruí. Por temor a ser yo otra vez el herido. Por temor a que todo acabara, y yo me quedara sin poder jugar mi última carta. Y ahora añoro cada segundo en mi memoria, cada segundo del tiempo de mi vida que he gastado junto a tí, y que ahora pasa factura. Pero pienso que el valor, el valor a enfrentarme a mis cicatrices aún sangrantes en mi soledad y en los pequeños momentos, nunca morirá. Porque es lo único que me queda, como tantas otras veces que he estado en el borde, y he conseguido dar un paso atrás. Puede que te heche de menos, y que heche de menos tu calor y los días inolvidables que tú has olvidado, pero yo no. Pero lo único que tengo claro es que es tiempo de tener las cosas claras, de hundir la nostalgia con valor y enfrentarme a lo desconocido sin nada, como una vez hice contigo.

Porque mi niñez, sin yo darme cuenta, se quedó al borde de unas escaleras un día 27.

The revolution from my bed.

Siempre he pensado en el futuro. Siempre he pensado que lo mejor está por venir. Recuerdo que cuando tenía 14 soñaba con los 16, y a los 16 con 18... Y ahora, con 18, desearía volver a los 14. Volver a ser el mismo crío inocente que en demasiados aspectos sigo siendo. Y que la gente no fuera tan odiosa como ahora, con sus comentarios crueles y momentos estúpidos. Y recuerdo miles de momentos del pasado... Miles. Y por muchas veces que recuerde la misma broma, me sigue haciendo reir. Pero no hay nada reciente, pongamos de dos años para aquí, que me traiga ese sentimiento... ¿Por qué? ¿Acaso en realidad el pasado era mejor? ¿O era simplemente que me conformaba con el presente sin pedir siempre más? A diferencia de ahora, creo que lo veía todo de otra manera. Veía como si cada momento importara, y no hubiera un futuro. Y no me importaba que no lo hubiera, sólo quería vivir el presente, y disfrutar. Sin embargo ahora pienso en el futuro. Anhelo que los días pasen rápidos, intentando buscar otra persona que me haga querer parar el tiempo, y volver a disfrutar cada momento. Quizás por eso a veces te heche de menos. No por cómo eras, si no por cómo era yo cuando tú estabas aquí. Pero da igual, he de conseguir mis metas, aunque cada día lo vea todo más difícil. Pero a la vez tengo miedo. Miedo de irme lejos, que sea un adiós para siempre, y que la vida, tan hija de puta algunas veces, me heche atrás y me haga volver. ¿Entonces con qué cara miraría a esa gente que estuvo hasta el último momento ahí? ¿Me entenderían? Hay tantas preguntas que sólo el tiempo puede contestar... Y hay tan poca gente que se preocupe por tí cuando de verdad lo necesitas... Quizás es que mi cara B está bien oculta. O quizás es que, al final, morimos solos.

martes, 12 de enero de 2010

Sobre los retazos del hielo tras una noche fría en una ciudad muerta.

Me cuesta conocer gente. Siempre ha sido así. Siempre me cuesta confiar en las personas de verdad. Debe ser por el miedo a que, conociendo lo que odio, o me duele, me hagan daño. Por eso siempre he tenido dos caras. Dividido mi personalidad y mis sentimientos en dos partes. Una, la que todos conocen, ese tío alocado que siempre está alegre, y que le fascina todo. Y luego está la otra cara, esa que la gente que la conoce se puede contar con los dedos de una mano. Y esa nunca sale a flote. Buen plan, pensaréis. Pero tiene un fallo. Soy incapaz de usar la cara "a" si no tengo a nadie que conozca la cara "b". Es una ironía, pero con el tiempo me he dado cuenta de que es cierto. Y cuando no tengo a nadie que me transmita la seguridad para conocer la cara "b", como ahora, ésta me aturulla y no puedo mostrar mi verdadera cara "a".

Y aquí estoy yo, buscando un milagro, o a alguien con quien pueda usar las dos caras sin temores.

lunes, 11 de enero de 2010

Minority Report

Y que mientras ese tic-tac dicta imparable cada latido de mi corazón, yo, presa del cansancio de buscar algo imposible, algo que diga más que las palabras, y llege más allá del alma, me derrumbo en noches perdido entre gentes extrañas. Gentes sin preocupaciones. Y siempre que llego a ese punto, me hago la misma pregunta. ¿Por qué estoy aquí, en un sitio donde posiblemente no quiero estar, y encima con gente que no me deja tranquilo? Porque odio cuando nadie se preocupa por mí. Cuando ese móvil no suena, y ese mensaje privado no llega. Pero odio aún más que siempre que estoy tranquilo, que siempre que escucho música, que escribo o que simplemente necesito estar solo, es cuando la gente me moleste por idioteces. Y ya pienso que lo hacen por joder, por envidia a algo que aún no he logrado descubrir. Pero nunca entenderé el hecho de que haya gente a la que cosas tan simples y tan estúpidas les llenen tanto. Siempre me he sentido demasiado humano en un mundo donde la mayoría son robots, que hacen y piensan (si piensan) lo que está de moda, y mientras tanto la gente con personalidad, nos tenemos que joder.

Por eso siempre he preferido los cafés a las discotecas. Y las miradas a los besos.

viernes, 8 de enero de 2010

Amnesia.

Es curioso, que después de esta gran temporada aislado de casi todo, tenga las cosas más claras que nunca, y a la vez, lo vea todo de otro punto. Que me ralle por no ver A Von D a las 21:20, y que haya pocas cosas que me hagan sentirme mejor. Quizás me esté replanteando muchas cosas, quizás demasiadas, creo yo. Que desde el día 21 de diciembre no toque mi libro, y que ni siquiera él consiga evadirme de la realidad. Que "Ella" ya no me importe. Y que desde que las cosas se han relajado, hasta hecho de menos ese nudo en el estómago. Vacío. Así me siento. Y aunque hay gente que me hace sentirme bien (y mejor de lo que yo creía que me podían hacer sentir) no consiguen llenar ese vacío. Quizás sea que sigo esperando ese milagro, esa señal en el cielo para poder ser feliz y lanzarme de cabeza a la piscina. Y ahora, después de sentir lo vacíos que son lo días, sé que esa señal nunca llegará, que si sigo esperando sentado, aquí voy a morirme.

Algún día podré dar ese paso. Y el día que decida marcharme lejos, nada ni nadie podrán pararme. Quizás la última oportunidad sea ahora...