sábado, 13 de marzo de 2010

Allí estabamos nosotros, ajenos al mundo que nos esperaba a nuestra espalda. Nuestro aliento reflejaba alcohol, y puede que nuestros corazones dolor. Gritaron hasta casi quedar sin aliento, hasta que todos los problemas hubieran desaparecido de su interior. Yo sangraba dolor por cada poro, y miedo por cada milímetro de mi cuerpo. Allí, totalmente libres, sin nada que nos parara, parecíamos invencibles.

4 comentarios:

  1. Oh, dios. Esta entrada es... es... oh! OH, DIOSIL!

    =D

    ResponderEliminar
  2. Jajaja veo que alguien se pasa por el blog :)

    ResponderEliminar
  3. Si, cuando me aburro, como ahora...:$ ademas ya hace mogollon que me llevas dicho "leiste el blog?" y siempre te decia que no, asi que ya era hora... xDDD!

    ResponderEliminar