martes, 9 de marzo de 2010

Blackout

Y ahora ese sentimiento otra vez. Se apaga la luz y no sabes donde está la salida. Se para el tiempo, y no puedes tomar esa bocanada de aire que necesitas. Se muere el deseo, y no sabes cómo hacer que tu corazón vuelva a latir. Se pierden las palabras, y no sabes el camino. Pero piénsalo fríamente. ¿A tí te importa? Me refiero a que si sabes lo que quieres ahora mismo, si sabes lo que necesitas, lo que te da miedo o lo que te da ganas de esconderte de todo. Cuando se apaga la luz y sólo hay oscuridad todo es negro, aunque te empeñes en verlo de colores. Porque hay cosas que nunca cambiarán. Y la búsqueda nunca se va a acabar. Tú dices que yo soy el diferente, el que ama los pequeños detalles, el que me consumo en mi soledad. Yo solo digo, que soy demasiado mayor para soñar. Que necesito algo más que promesas infundadas, que palabras que se las lleva el viento. Necesito hechos. Quizás es que nadie me conoce, aunque ya tengo asumido que nunca nadie lo va a conseguir, porque nadie se ha esforzado en hacerlo, por mucho que digan que sí. Y porque soy tan cambiante y tan abstracto que a veces me confundo con el viento. Ojalá fuera tan libre como él, sin ataduras a nada, y que nada pueda pararlo. El valor para marcharse, el miedo a llegar.

Se enciende la luz. El reloj vuelve a andar. El corazón sigue inerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario